Cuando creamos una empresa, no siempre somos conscientes de cómo su distribución puede afectar al sistema de trabajo del equipo y a su rendimiento. En los últimos años se han puesto muy de moda las oficinas abiertas, tanto porque ofrecen una mayor sensación de amplitud y aumenta la luminosidad de los espacios de trabajo como por el hecho de que los trabajadores pueden trabajar y colaborar juntos. Sin embargo, no todo son ventajas. Los espacios abiertos también presentan ciertas desventajas. Con lo cual, la elección de crear espacios abiertos o cerrados depende sobre todo del sistema de trabajo de la empresa y de sus necesidades.
Ventajas de las oficinas abiertas
Según recientes investigaciones, los espacios abiertos en las oficinas son una magnífica idea para favorecer el bienestar de los trabajadores y que estos no se sientan encerrados, consiguiendo que sean mucho más productivos en su jornada laboral. Muchas personas cree, de manera errónea, que tener todo bien ordenado en su lugar es clave para no ser víctima de distracciones. Compartir una oficina abierta puede no solamente aumentar la eficiencia de los empleados, sino también el nivel de colaboración entre ellos. Una gran sala diáfana en la que todos los trabajadores estén juntos puede ser muy beneficioso para tu empresa, ya que colaboran y trabajan más en equipo. La idea es que todo fluya en una única dirección, tanto para fomentar el compañerismo como el buen funcionamiento de la empresa.
Desventajas de las oficinas abiertas
Un estudio llevado a cabo en el año 2011 demostró que los trabajadores que eran trasladados a una oficina abierta después de haber estado en una con espacios cerrados sentían que la comunicación con el resto de la plantilla había mejorado, pero que, en contraposición, su nivel de eficiciencia había disminuido.
Este problema está relacionado sobre todo con el nivel de ruido y con las distracciones visuales a las que están expuestos los empleados a lo largo de su jornada laboral. Actualmente, 7 de cada 10 empresas cuentan con una planta diáfana en la que no existen tabiques, donde todo es espaciosos y los trabajadores pueden verse los unos a los otros.
Pero también tiene que ver con la privacidad. Es cierto que fomentar el compañerismo es algo muy positivo, ya que se favorece el contacto. Pero el hecho de no disponer de un espacio privado en el que trabajar puede suponer una importante pérdida de concentración debido al constante trato con los compañeros. Con el añadido de que los empleados sienten que en todo momentos están siendo vigilados y evaluados por sus superiores, lo que de forma inevitable termina por agobiarlos y estresarlos, lo que repercute en su productividad.
Entonces, ¿qué es mejor? ¿Tener una oficina abierta o una oficina cerrada? Afortunadamente, en la actualidad contamos con soluciones que nos permiten disfrutar de las ventajas de ambas modalidades de oficina. Estamos hablando de las mamparas de oficina, que ofrecen un alto nivel de flexibilidad. Podemos optar por un sistema mixto con espacios diáfanos y otros en los que los empleados puedan relajarse. O, mucho mejor, contar con una oficina en la que cada empleado cuente con su propio despacho, pero abrirlas cuando sea necesaria una colaboración entre varios de ellos, o crear salas específicamente pensadas para este fin. Hoy en día, podemos encontrar mamparas de oficina correderas que pueden abrirse y cerrarse en función de las necesidades de la empresa. Aunque, si esto no termina de convencerte, es posible instalar mamparas de cristal, que permiten que los trabajadores puedan verse y disfrutar de un espacio visualmente diáfano, pero sin estar expuertos al ruido y a las constantes distracciones. ¡Tú eliges!