¿Alguna vez has oído hablar del coworking? Se trata de una nueva modalidad de oficina en la que profesionales independientes que, generalmente trabajan desde casa, comparten un espacio común. Un concepto que ha ido creciendo de forma exponencial en los últimos años y que parece que ha llegado para quedarse. Una filosifía que se originó en Estados Unidos hace poco más de una década y cuyo objetivo es aglutinar a distintos profesionales, ya sea del mismo o de diferentes sectores, en un mismo lugar, para aprovechar espacios que de otra forma sería muy complicado explotar o dinamizar.
Se trata de un concepto de trabajo que se ha visto favorecido por la crisis, que ha obligado a reinventar y a explorar nuevos sistemas de relaciones profesionales. Poner en marcha un proyecto nuna está exento de dificultades. Son muchas las trabas con las que el emprendedor puede encontrarse a lo largo del camino. Y es que a lascuestiones burocráticas y administrativas hay que sumar también la disponibilidad de recursos económicos. Así pues el concepto de coworking u oficina compartida se ha convertido en la mejor solución para las necesidades que tienen los emprendedores a la hora de poner en marcha su negocio.
No obstante, no se trata solamente de un tema económico. Aunque en un principio pueda parecer que el coworking es una forma de ahorrar costes a la hora de comenzar un proyecto profesional, lo cierto es que este concepto de trabajo es mucho más. Es obvio que por un precio de alrededor de 100 euros el profesional dispone de un lugar para trabajar y se ahorra los costes de suministros, como Internet, luz, agua, teléfono, calefacción… Pero el objetivo real de este tipo de espacios es ofrecer a los profesionales independientes una serie de posibilidades de desarrollo profesionales que hasta hace poco resultaban inimagibales. Estos espacios compartidos son verdaderos centros generadores de iniciativas e ideas entre distintos profesionales, motores de actividad que se badan en la colaboración entre profesionales de diferentes sectores, pero afines al mismo tiempo, que aprovechan sinergias qu8e de otra forma se perderían inevitablemente.
En algunos casos se trata de un mismo espacio diáfano con mesas individuales o incluso continuas, pero también hay otros casos en los que cada profesional cuenta con su propio despacho para trabajar sin que nadie le moleste y que está separado por una mampara del resto de habitáculos. Aunque la folosofía del coworking es compartir espacio para impregnarse de nuevas ideas, hay determinados espacios y elementos en una oficina que deben ser independientes sí o sí. En este sentido, las mamparas de oficina son una opción muy interesante para terminar de modelar estas fábricas de ideas.
Estamos hablando, por ejemplo, de crear una sala de reuniones, una antesala para la zona de trabajo, un espacio de descanso o sencillamente un lugar donde los profesionales puedan comer. Necesidades que se encuentran en tdoa oficina sin importar cuál sea su sistema de organización y que todos los miembros deben tener a su disposición.
Con la ventaja de que las mamparas de oficina son una solución mucho más flexible que las paredes de hormigón o pladur. Ofrecen un amplio abanico de soluciones y opiones tanto en lo que respecta a la funcionalidad como a los materiales. Por ejemplo, podemos crear espacios cerrados y al mismo tiempo abiertos si elegimos unas mamparas correderas. De manera que el diseño puede elegirse siempre en función de las necesidades y preferencias de los propietarios del lugar. Pudiendo marcar la diferencia con respecto a la competencia, ya que se ofrecen otras funcionalidades que es posible que otras empresas de coworking no ofrezcan.