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Si las empresas españolas quieren garantizar su supervivencia y seguir creciendo, es importante que sepan adaptarse a la nueva realidad que ha traído consigo el Covid-19. Desde que se declaró el Estado de Alarma en nuestro país, muchas empresas se vieron obligadas a enviar a sus empleados a casa para hacer teletrabajo.

La cuestión es que España era uno de los países europeos que menos había apostado por esta modalidad, lo que hizo que no pudiera desarrollarse de manera óptima. De hecho, muchas lo hicieron de manera extraordinaria sin estar completamente preparadas, sin contar con el equipamiento necesario y sin haber proporcionado una buena formación a su plantilla.

Después del confinamiento, muchas empresas han seguido manteniendo el teletrabajo o han optado por fórmulas mixtas o han vuelto al trabajo 100% presencial. Tanto en la modalidad mixta como en la presencial, las oficinas tienen que conocer muy bien cuáles son los procesos para conseguir que sus instalaciones sean Covid-free y, al mismo tiempo, realizar los cambios que sean necesarios para lograr que todos los trabajadores se adapten rápidamente sin problemas a las nuevas circunstancias.

En este sentido, el BICG, la consultora experta en innovación y nuevas estrategias de trabajo, ha confeccionado una lista de medidas para asesorar a las oficinas a aprovechar al máximo los espacios de trabajo, tanto ahora como en los próximos años. La idea es que se logre proteger la salud de los empelados al tiempo que se aumentar la eficiencia, la coordinación, la comunicación y el trabajo en equipo en entornos de trabajo híbridos y de teletrabajo.

  • Puesta en marcha de un servicio de ayuda al trabajador para prestarle apoyo si fuera necesario para poder adaptarse con más facilidad a la nueva situación.
  • Implementación de medidas de seguridad y prevención para la relación entre profesionales: nuevos protocolos de higiene, distanciamiento social, etc.
  • Volver a definir las fórmulas de liderazgo y los niveles de responsabilidad dentro de la empresa para tener claro quién se ocupa de cada función.
  • Clasificación de empleados en función de sus tareas, posibilidades de desplazamiento y necesidades tecnológicas concretas.
  • Planificación de un calendario, protocolo y soluciones para organizar las entradas, el paso y las salidas de los trabajadores, clientes y proveedores dentro del edificio y a las distintas plantas si existieran. Por ejemplo, el uso de las escaleras, los ascensores, los espacios comunes, etc.
  • Establecimiento de normas y protocolos específicos sobre el uso de los diversos instrumentos de colaboración que se empleen para el desarrollo del teletrabajo.
  • Chequear los programas informáticos que se utilizan para llevar a cabo las colaboraciones y comunicaciones entre empleados cuando se trabaja desde casa.
  • Evaluación de la disposición para regresar a la oficina en base a las circunstancias personales. Si existe la opción de facilitar el teletrabajo, debería hacerse.
  • Confeccionar un listado de posibles soluciones que podrían implementarse en lo que respecta a la distribución de los diferentes espacios de la empresa como forma de responder a las nuevas normas y protocolos establecidos.

En definitiva, es necesario tener en cuenta muchos factores, además de la relación y el nivel de coherencia que existe entre ellos, de modo que la relación se lleve a cabo de una manera positiva y efectiva, una magnífica oportunidad de mejorar la manera de trabajar en un futuro cercano.


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